Publicado en el periódico LA FÉ
PERIÓDICO MONÁRQUICO.
MADID – Viernes 7 de Marzo de 1884
núm.º 2.148 Año IX
_________ ….. __________Carta remitida al periódico desde
Albalate de las Nogueras.
SANTA MISIÓN
En Albalate de las Nogueras.
Con fecha 24 de febrero se nos escribió desde el citado pueblo la siguiente carta:
<<Sres D. A. Juan de Vildósola y D. Vicente de la Hoz.
>> Muy señores míos y respetables amigos: Con suma complacencia he leído el excelente artículo que publica LA FÉ del 22, titulado: San Francisco de Asís renaciendo en Priego, y santamente impresionado por la Misión que tan esclarecidos Padres acaban de dar en esta parroquia, y en testimonio de mi gratitud hacia los humildes Franciscanos, espero merecer de VV, se sirvan insertar en su ilustrado periódico las noticias que del recibimiento de la santa Misión participé a mi virtuoso y dignísimo Prelado.
<<Excmo. é Ilmo. Sr.: El día 4 por la tarde, al divisar á los Padres Misioneros, un repique general de campanas anunció a este piadoso vecindario la proximidad de los enviados de Dios, y como por encanto, el pueblo en masa acudió a la iglesia, de donde salió en devota procesión hasta el sitio en que hace poco tuvimos el honor y placer de recibir á V. E. Ilma.: en este sitio, repito, tuve el gusto de saludarles a nombre de este pueblo, empleando las palabras de San Mateo (capítulo XXI) Benedictus qui venit in nomine Domini; expliqué en breves palabras el objeto, necesidad y conveniencia de la santa Misión a la devota muchedumbre, y dije que aquellos enviados por Dios venían a anunciarnos las verdades eternas, a declamar terriblemente contra los vicios, a buscar y llamar amorosamente al pecador para reconciliarle con su Dios ofendido, y a darnos una verdadera paz, de la que tanto necesitamos.
>> Estas palabras sirvieron de tema al P. Santiago para improvisarnos un elocuente sermón, que fué escuchado con santo recogimiento é hizo derramar copiosas lágrimas. ¡Qué santo fuego se nota en su argumentación! ¡Qué elocuencia tan avasalladora! ¡Qué Misionero, en fin, el P. Santiago! Dotado de un cuerpo robusto, de un genio sublime y de un aire apacible, nos parecía ver a todos sobre esta fértil campiña y bajo de las gigantescas nogueras a un San Francisco Javier predicando en la India el Santo Evangelio, y para que este cuadro fuese más acabado, tenía a su lado al simpático P. Ángel, que no gozando de perfecta salud, parecía un verdadero hijo de San Pedro de Alcántara. Este humilde Padre en sus pláticas doctrinales, llenas de e¡santa unción, deja suavemente conmovido al auditorio.>>
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